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La noticia “La ruta del ébola empieza en nuestros coches” de Gustavo Duch nos da unos datos sobre como diversas investigaciones dan con el origen de muchas enfermedades que a lo largo de los años estuvieron y están presentes en nuestras vidas. Una información que tratan de ocultarnos, ya que los intereses que hay detrás mueven demasiado dinero.

El origen del ébola está relacionado con la transformación que hicieron los seres humanos en el medio ambiente de varias regiones de África. Detrás de ello están empresas de distintos países del mundo, incluida España. Modificaron a su antojo el medio, pasando de ser tierras de pequeña agricultura familiar y biodiversidad a un homogéneo y pobre monocultivo. Con ello la fauna es portadora del virus, contagiando así a las personas. Según el último balance de la OMS el total de muertos contabilizados por la epidemia de ébola en el oeste de África se eleva a 8,153 personas, de un total de 20,656 casos registrados.

Rocío Teijeira Riveiro

El texto “La ruta de ébola empieza en nuestros coches” es uno de los muchos casos en donde el hombre muestra su incapacidad racional. Ya no solo es que arrasemos con todo y poco a poco estemos acabando con el mundo, explotamos y matamos animales para nuestro supuesto bienestar, creamos enfermedades, hacemos que se mueran miles y miles de personas ¿y para qué? Para el beneficio económico de unos pocos. Logramos ser tan absurdos que dejamos que las grandes empresas, “los poderosos”, nos utilicen a su antojo, a pesar de contribuir al sufrimiento de muchas personas. Y lo más lamentable de todo ello, es que lo sabemos, y no hacemos nada por evitarlo porque no nos afecta directamente, porque no es aquí, no es nuestra tierra, porque no son nuestros vecinos los que se mueren, no somos nosotros los que nos quedamos sin alimentos, y un largo etc…

Nos creemos poderosos porque vamos a otras partes del mundo a hacer lo que nos da la gana, buscando y consiguiendo lo que nos interesa; el dinero. Y somos tan patéticos que no vemos que el dinero no nos sirve de nada, porque antes de que se acabe el dinero ya no nos quedará nada…

Sandra López Rodríguez